El sábado 9 de enero de 2016 se cristalizó un sueño que denominamos: La Guacherna Restaurante. En un mismo día de sábado, a las 12:15 de la madrugada, las llamas consumieron la arquitectura autóctona de uno de los escenarios más pintorescos del carnaval de Barranquilla y se llevaron consigo el esfuerzo, la creatividad y los anhelos con que fue concebida.
Solo quedaron entre cenizas los recuerdos de muchos días y noches maravillosas.
Mi teléfono no ha parado de sonar, numerosos mensajes de WhatsApp llegan con el mismo texto: “Qué pasó?”, acompañados de voces solidarias.
El deber moral me lleva escribir estas cortas reflexiones que por lo acontecido se convertirán en memorias.
En el 2015, sentados en un reconocido restaurante de alitas de búfalo en el norte de la ciudad, Héctor Aguilar, Jocelyn Manco y mi persona, nos reunimos para darle forma a un espacio que se vestiría de carnaval los 365 días del año. Pensamos en diferentes nombres y de repente a la mente de Héctor afloró: ‘La Guaherna’, sonó espectacular, fue aprobado en forma unánime.
Allí sentado empecé a construir campañas de expectativa, cómo lograr inmortalizar aún más la memoria de Estercita Forero, un logotipo que reuniera los rostros de hacedores de nuestra emblemática fiesta y que cada uno de ellos tuviese fuente de trabajo al finalizar la fiesta reina.
El primer comercial lo grabó Jorge Cura,»Información de última hora, la guacherna pasará por la carrera 47”.
Lo reconozco, esa idea me salió costosa, varios silleteros de la 44 se fueron lanza en ristre contra Carnaval S.A. Duras críticas afloraron en redes sociales pero se logró el cometido de la expectativa.
Alfredo Miranda, diseñó la fachada carnavalera, todo el que pasaba por allí se tomaba una selfie. Esta obra de arte fue materializada gracias a las manos prodigiosas de Nando Arteta y Henry Solano, dos ingeniosos artesanos del municipio de Galapa, Atlántico.
Las piezas gráficas y los murales fueron diseñados por Daniel Páez.
Tras la conflagración veo chamuscada la imagen de la novia de Barranquilla que identificaba el salón Estercita Forero y es inevitable la nostalgia.
Lo aportado por Beatry Gutiérrez merece un gran reconocimiento, celosamente se encargó de cada detalle de la decoración. Con suma auditoría vigiló que lo plasmado en el boceto se plasmara físicamente y así fue. Sus ‘marimondas’ también se las llevó el fuego.
Al proyecto se sumaron varios amigos colegas de los medios de comunicación. Junto a Guillermo Escalante y Ernesto Herrera conformamos un gran equipo que contó con la venia de ‘Iván’ quien se convirtió en el pulmón de nuestro sueño.
La apertura fue apoteósica, mis dos primeros meses gerenciales fueron respaldados por una gran cantidad de personas que en masa se volcaron a La Guacherna y siempre hallaron al amigo anfitrión de años atrás.
Con el correr de los días las ideas planteadas en aquella mesa de alitas picantes empezaron a cambiar, lo pactado en comités difícilmente se cumplía, cada vez era más complicado ponernos de acuerdo. Preferí dar un paso al costado y así salvaguardar la amistad de muchos años que tambaleaba ante el riesgo de un negocio en sociedad.
A las 12:15 del sábado 14 de julio de 2017 se extinguió un sueño que a pesar de la distancia seguía viendo como a un hijo lejano.
Cada que podía por allí pasaba para apreciar su portada.
A las 12:30 a.m, entró una llamada al celular, una ‘amiga’ me comunicó lo inesperado: “La Guacherna se está incendiando”.
Al parecer, un corto circuito en uno de los baños del inmenso kiosco central, originó el final de tanto esfuerzo.
Cuatro máquinas de bomberos fueron necesarias para combatir el fuego. Por fortuna, no hubo pérdidas humanas, sólo materiales.
Quedan los recuerdos de Voces de Billo, Aníbal Velásquez, Dolcey Gutiérrez, Iván Villazón, Los Corraleros, el regreso apoteósico de Los Inéditos, el lleno monumental de Bazurto y aquella parranda inolvidable de José Alfonso ‘Chiche’ Maestre, entre otros.
Entre las cenizas quedó la magia del desaparecido Jairo Paba con su Pa’Barranquilla, la réplica del Bario Abajo hecha por Roy Pérez, el sabor de Robinson Albor, la elegancia de Marlene Torrado con su Rancho Rumbero y la gozadera todo el año de La Guacherna.
Sergio Garcia Gomez