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Las alertas suenan en la central hidroeléctrica colombiana de Ituango. Más de 25.000 personas han sido evacuadas ante el temor a un desbordamiento del río Cauca o, en el peor de los escenarios, una rotura de la presa, lo que provocaría una ola de enormes proporciones que arrasaría las poblaciones ribereñas.
Todo iba bien hasta que a finales de abril, uno de los tres túneles que sirven para desviar el agua del río Cauca durante las obras se taponó debido un derrumbe. Otro túnel está inhabilitado. Las lluvias, unidas a un caudal de evacuación insuficiente, han provocado que el nivel del agua del embalse suba a un ritmo de varios metros por día.
Un ejército de 1500 obreros trabaja a destajo, 24 horas al día, parar para elevar la cresta de la presa hasta los 410 metros, una altura que permitiría evitar, de forma temporal, el desbordamiento.
Mientras tanto, sigue la evacuación en los municipios de Valdivia, Cáceres y Tarazá. Miles de personas salen con lo puesto. «Lo necesario nada más -explica un chico-. Uno no se puede poner a cargar todo. Vale más la vida y dejar lo que no valga la pena».
Lo principal es ponerse a salvo. Unos levantan refugios de fortuna, mientras otros buscan un techo y comida en uno de los 14 albergues habilitados para hacer frente a la emergencia.
EURONEWS