El cambio climático ya no es una amenaza futura: golpea de lleno a Colombia. El Índice INFORM 2025 ubica al país en riesgo alto, con gran exposición a desastres naturales y limitada capacidad de respuesta. La evidencia es clara: en 2024 las lluvias afectaron a más de 46.000 familias en 27 departamentos, desplazaron a 90.000 personas y causaron daños por el 2,5 % del PIB.
El retroceso glaciar confirma la gravedad. Según el Ministerio de Ambiente, Colombia ha perdido el 90 % de su masa de hielo y hoy apenas conserva 33 km². En 2024 desapareció el glaciar Conejeras, en el Nevado Santa Isabel. A esto se suman las emisiones: el país liberó 200 millones de toneladas de CO₂ equivalente, el 0,43 % de las emisiones globales, con una huella de 3,9 toneladas per cápita, suficiente para agravar la crisis si no se transforman los hábitos de consumo.
En este escenario, actuar desde casa no es simbólico, es urgente. “Cada acción cuenta, y lo que hacemos en casa tiene un efecto acumulativo enorme”, advierte Catalina Quintero Ferrer, docente de la especialización virtual en Gestión Ambiental de Areandina, quien propone una guía práctica y accesible para medir y reducir la huella de carbono.
5 pasos básicos para medir nuestra huella de carbono
Existen calculadoras gratuitas en internet que ofrecen un estimado con información básica, pero cualquier persona puede empezar por revisar estos aspectos de su rutina:
- Consumo de energía eléctrica: verifique el valor en su recibo mensual. En Colombia, el 62 % proviene de hidroeléctricas, que generan menos emisiones que las termoeléctricas. Si tiene acceso a energías renovables, su impacto será aún menor.
- Uso de gas natural: estufas y calentadores funcionan con este combustible fósil, que eleva la huella del hogar.
- Combustibles de transporte: cada litro de gasolina o diésel quemado libera CO₂. Entre más trayectos en carro particular, mayor es el aporte a las emisiones.
- Dieta y carne de res: la ganadería bovina es una de las principales fuentes de metano y óxido nitroso en el país. Reducir su consumo ayuda a bajar la huella de inmediato.
- Origen de los productos: cuanto más lejos viajen los alimentos y artículos, mayor será el impacto de transporte. Comprar local reduce emisiones y apoya la economía cercana.
Según Quintero, “calcular la huella es como ponerle lupa a la vida cotidiana: permite ver qué hábitos contaminan más de lo que imaginamos y cuáles podemos transformar con facilidad”.
Prácticas simples para comenzar a reducir su impacto desde hoy
Tres cambios sencillos pueden generar resultados inmediatos: comprar en mercados campesinos para disminuir la huella del transporte, aprovechar los electrodomésticos hasta el final de su vida útil en lugar de reemplazarlos por moda y moderar el consumo de carnes rojas, sustituyéndolas por proteínas como pollo, pescado, huevos o legumbres.
El manejo de la energía también es clave. La docente de Areandina recomienda:
- Adoptar alternativas renovables: desde cargadores solares para celulares hasta paneles pequeños.
- Elegir electrodomésticos eficientes: los equipos con sello de bajo consumo reducen tanto la factura como las emisiones.
- Dar mantenimiento periódico: neveras y lavadoras en buen estado consumen menos energía.
- Usar el gas con responsabilidad: duchas más cortas y control de la cocción ayudan a reducir emisiones.
Los hábitos cotidianos refuerzan estos cambios: moverse en bicicleta o a pie cuando sea posible, preferir productos orgánicos que no dependen de fertilizantes químicos y consumir alimentos locales de temporada son decisiones que suman a la reducción de emisiones.
No hay duda, Colombia enfrenta una coyuntura crítica. Mientras el país avanza en compromisos internacionales de reducción de emisiones, los expertos coinciden en que sin cambios en los hogares la meta será difícil de cumplir. Reducir la huella de carbono desde casa no es un gesto simbólico: es una necesidad urgente. Cada ducha más corta, cada compra local y cada trayecto en bicicleta se convierten en pequeñas victorias frente al cambio climático.
