Por John Robledo (Fotos y texto)
A lo lejos se puede sentir su presencia, danzantes multicolores, sombrero rojo con forma de diablo y castañuelas en mano.
Una cantidad significativa de cámaras, todos desesperados por obtener la mejor imagen sin medir el peligro de estos ágiles arlequines escupe fuego, que continúan su paso con gran destreza y victoria, pues la distancia de sus llamaradas es proporcional a la energía y alegría, que transmiten a los cientos de espectadores que los observan con gran emoción durante todo el recorrido que hacen bajo el inclemente sol que los acompaña en los días del carnaval.
Así son los Diablos Arlequines de Sabanalarga. Representan todo lo que es el carnaval de Barranquilla; fuego, pasión, danza, color y ritmos. Entre tambores, flautas y a ratos al son de la puya, sus flamas que avivan la pasión de la multitud, se han convertido en una imagen obligatoria para el Carnaval de Barranquilla.