El desfavorable resultado del PIB durante el primer trimestre del año y, sobre todo, la fuerte caída de la actividad económica en marzo nos llevaron a ajustar nuestro pronóstico de crecimiento para 2020 (como un todo) a una contracción del 2.4% (bajo un escenario base). Este escenario estará sujeto a la duración del choque que genere el SARS-CoV-2 y el tiempo que tome el reinicio de actividades productivas, lo que esperamos ocurra de manera más acelerada desde junio. En caso de persistir la crisis de salud pública y prolongarse las medidas de aislamiento más de lo adecuado, el escenario macroeconómico del país podría ser aún más complejo, con una contracción del PIB del 4.5%. Los pronósticos ajustados de ANIF para 2020 sugieren un aumento en la tasa de desempleo al 18.5% en el promedio nacional en el escenario base y al 22.5% en el escenario estresado. Desafortunadamente, bajo este contexto, están en riesgo los avances en los indicadores sociales (ingreso de los hogares, pobreza, desigualdad, entre otros), logrados después de la crisis de 1999. Esto no es algo menor, pues al país le tomó más de diez años recuperarse de los efectos de esa crisis.
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ANIF: La Asociación Nacional de Instituciones Financieras