La compañía ha reducido el rendimiento de los iPhone antiguos durante años, sin el consentimiento de sus propietarios, para que sus baterías, también antiguas, durasen más sin agotarse.
La empresa ha lanzado un programa de reemplazo de las baterías de sus clientes, para tratar de calmar las aguas pero, por ahora, no parece haber tenido el efecto que se esperaba. Un golpe de estas características costará a Apple millones de dólares y dejar de vender otros tantos terminales.
El escándalo de las baterías se ha unido a la frustración de algunos propietarios del iPhone X, el buque insignia de la compañía. Algunas unidades se apaganbajo condiciones de mucho frío, no reconocen el rostro de sus usuarios osus pantallas dejan de responder.
Sputnik