«Lo que se pierde al estar dentro es la libertad, pero en cuestiones de gozo u otras cosas el día que usted quiera hacer algo, lo hace», cuenta Mauricio, nombre ficticio de un reo que pasó cinco años en ese lugar, en una entrevista a Noticias Caracol.
Las rutas ilegales por donde se trafica la mercancía en esa penitenciaría son varias: desde pasillos entre pabellones hasta vehículos con doble fondo o las propias personas que visitan a los reclusos, siempre «con la complicidad de los que manejan la vigilancia».
Lujos dentro de la cárcel
Si un interno desea acceder a los pabellones ‘VIP’ —que incluso cuentan con un chef traído del exterior— debe pagar millones de pesos, mientras que uno de los patios se conoce como ‘Dubái’ por los lujos que ofrece.
«Un atún puede valer 40.000 pesos (13 dólares)», explica Mauricio, quien comenta que ciertas apuestas de partidos de fútbol alcanzan hasta 100 millones de pesos, unos 32.800 dólares. El propio Mauricio empleó cerca de 500 millones de pesos —alrededor de 163.800 dólares— en lo que denomina «gastos internos».
Las mujeres ingresan en La Picota clandestinamente y los narcotraficantes, políticos o guerrilleros encerrados se benefician de los favores que les prestan los llamados ‘caciques’.
Un guardia del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) que no quiso desvelar su identidad asegura que muchos presos reciben ayudas de altos cargos del Gobierno porque «es la política la que maneja la Justicia en Colombia».
En concreto, señala que los internos de InterBolsa —la mayor comisionista bursátil colombiana, intervenida en 2012 por problemas de liquidez— reciben beneficios «como si hubieran sido alcaldes o gobernadores».
Incluso el director de esta cárcel, Luis Fernando Perdomo Claros, fue detenido el pasado septiembre cuando uno de los encarcelados le entregaba 20 millones de pesos, unos 6.500 dólares.
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