«Estoy acostumbrada a resolver todos mis problemas sola, y aquí he tenido que ir constantemente con mi marido y pedirle ayuda en las cuestiones cotidianas«, cuenta en Gazeta.ru Ksenia Ivanova, quien se trasladó a Arabia Saudita a raíz de una oferta laboral que le hicieron a su cónyuge.
«Solo hablan con ellos»
Ksenia lamenta que los vendedores de las tiendas no responden a sus preguntas si en ese momento está acompañada por su pareja. «Solo hablan con él, incluso si la pregunta la hago yo. Esto se debe a que no está aceptado que hablen o miren a mujeres desconocidas», explica la autora del artículo, añadiendo que, para los sauditas, «mirar fijamente a una mujer es una manifestación extrema de falta de respeto».
Además, en Arabia Saudita, a diferencia de otros países musulmanes, no es el marido o el padre quien decide qué pueden hacer las mujeres o cómo tienen que vestirse, sino el rey. Así, ellas tienen prohibido conducir y no pueden salir a la calle si no es en ‘abaya’, una holgada prenda que cubre todo el cuerpo.
«Las mujeres no trabajan»
«La mayoría de las mujeres que vienen a Arabia Saudita no trabajan. Son consideradas profesiones ‘femeninas’ las de médico o maestro. Pero, por ejemplo, ser una mujer agente inmobiliario es casi imposible. Nadie va a hablar con ella como experto», revela Ksenia. Actualmente, en Riad solo existe una mujer que ha sido capaz de ganarse el derecho a trabajar en este sector.
Ksenia afirma que la mayoría de las mujeres extranjeras viven una vida de alta sociedad: van de tiendas, a restaurantes (donde existen áreas separadas para, por un lado, las mujeres y las familias y, por otro, los hombres) y de visita.
«Las mujeres no corren»
«Las mujeres locales no corren ni hablan alto. Se comportan como recipientes con contenidos valiosos y no miran hacia los lados», indica Ksenia.
La autora del artículo describe un hecho peculiar: cuando quieren ir de tiendas, el coche se detiene cerca de la entrada principal y las mujeres salen «lentamente». Cuando terminan de comprar, los coches acuden a la puerta, «el conductor o el marido sientan a las mujeres en el coche y guardan las compras». «Durante este tiempo se forma cola, pero nadie se queja de que hay que esperar, ya que en cada coche está sentada una mujer», explica.
Sirvientes y conductor: una necesidad
Ksenia explica que la gran mayoría de los sauditas no viven en apartamentos sino casas debido a que las familias son muy numerosas.
«Casi todas las familias tienen criada, pero es una necesidad, no un lujo. Y sin un conductor, no vas a ninguna parte. No hay transporte público y no todos los hombres musulmanes dejan a sus mujeres con los conductores de taxi, por lo que se necesita uno privado», afirma.
Asimismo, la autora del artículo apunta a que la mayoría de los sauditas en sus vacaciones viajan a Baréin, donde a diferencia de su país, se puede consumir alcohol y las mujeres pueden conducir y vestir como quieran.
15 hechos curiosos sobre la vida de la mujer en Arabia Saudita
¿Cómo es la vida de las sauditas, que no pueden ni trabajar, ni estudiar ni casarse sin el permiso de su tutor? A pesar de la todas las restricciones que actualmente existen en Arabia Saudita, las mujeres del reino viven una vida plena, sostiene Lynsey Addario en su artículo ‘El rostro cambiante de las mujeres sauditas’, publicado por ‘National Geographic’.
Según la religión, cualquier contacto físico con un hombre desconocido está prohibido. “No puedo tocar a un hombre que no sea mi padre, mi tío, mi hermano”, comenta una de las amigas de la autora del artículo.