El Premio Nacional de Música de 2008, fundó dos de las orquestas más populares de nuestro país, Son 14 y Adalberto Álvarez y su son.
El Caballero del Son, Adalberto Álavarez, ha muerto debido a complicaciones asociadas a la COVID-19, según informó la Egrem en su cuenta de Twitter Foto: Ariel Cecilio Lemus.
El Caballero del Son, Adalberto Álvarez ha muerto debido a complicaciones asociadas a la COVID-19, según informó la Egrem en su cuenta de Twitter.
«Nos dejó el maestro Adalberto luego de un duro batallar. La Egrem lamenta profundamente su deceso segura de que no habrá silencio para el son, ni tristeza en el altar. Adalberto anda repartiendo alegría en el cielo, montado en un coche de Bayamo para llenar de amor el firmamento».
«Su música y su defensa total al Son quedarán para siempre. Hoy la cultura cubana está de luto», escribió el Jefe de Estado.
El Premio Nacional de Música de 2008, fundó dos de las orquestas más populares de nuestro país, Son 14 y Adalberto Álvarez y su son. De esta última estuvo acompañado desde 1984 hasta hoy, cosechando grandes éxitos dentro del panorama musical cubano.
El Ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau, publicó sobre el artista: «Dolor hondo nos causa la partida física del maestro Adalberto Álvarez, gloria de la música y la cultura cubanas. Su inmensa obra musical, sembrada en el corazón y la memoria de nuestro pueblo, perdurá. Lleguen nuestras condolencias a sus familiares y amigos».
También compartió algunas memorias: «Recuerdo que un día le canté un tema que estaba haciendo, un son en el que pretendía resumir reflexiones que intercambiábamos los que hacíamos canciones con los compañeros que hacían música bailable. Recuerdo su entusiasmo y su invitación a que la estrenara con su orquesta estelar. Pero yo sólo tenía el cuerpo de la canción y hacía falta hacerle el montuno, que Adalberto musicalizó: «Cántalo pero báilalo» se llamaba el tema y así mismo decía el coro. Aunque parezca increíble, las improvisaciones las escribió Frank Fernández, otro hermano, en cuya casa siempre me encontraba con Adalberto.
Se nos ha ido uno de los pilares de la música que el pueblo más siente.
«Mis sentidas condolencias a sus hijos, a su esposa, a toda su familia, a Cuba, a Camaguey, al son».
NOTA DEL INSTITUTO CUBANO DE LA MÚSICA
En la madrugada de este 1ro. de septiembre falleció en La Habana, por una disfunción múltiple de órganos, a consecuencia de una neumonía derivada de la COVID-19, el Maestro Adalberto Cecilio Álvarez Zayas, compositor, arreglista, pianista y director de orquesta, quien fundara en 1978 la orquesta Son 14 y, en 1984, Adalberto Álvarez y su Son; dos formaciones imprescindibles en la historia de la música popular cubana.
Nacido en La Habana el 22 de noviembre de 1948, Adalberto Álvarez siempre se consideró natural de Camagüey, ciudad donde vivió sus primeros años, comenzó su carrera profesional y mereció la condición de Hijo Ilustre y con la cual mantuvo permanentes vínculos y desarrolló numerosos proyectos para la promoción de la música.
Cuesta mucho trabajo referirnos en pasado a él, de quien siempre se ha escrito maravillas por su decisiva entrega al engrandecimiento del son.
Adalberto Álvarez.
Todo un pueblo se aferró a que llegaría la noticia de la mejoría. La esperanza nunca nos abandonó. Pero la verdad nos deja destrozados. Constatar la certeza de esta ausencia es un sentimiento que apenas nace, pero el dolor impide confirmarlo.
Cuesta mucho trabajo referirnos en pasado a él, de quien siempre se ha escrito maravillas por su decisiva entrega al engrandecimiento del son.
Quien nunca dejó de alabar la obra de todos aquellos cubanos que hicieron brillar el son al aportar la imprescindible savia de su talento, de repente pasa a formar parte de toda esa congregación de leyendas, es algo que todos sabíamos que pasaría algún día, pero no esperábamos tan pronto.
El amor que sembrara para hacer florecer este criollo ritmo en nuestras cubanas almas, siempre apuntará en dirección al sol que ilumina a la Patria, la que, con el ceño inclinado, lo acoge en su seno.
En tiempos donde se pretende imponer la banalidad de una música amorfa internacional, el nombre de Adalberto Álvarez nos llena de orgullo por habernos dejado un legado desbordado por la autenticidad de la rebosante cubanía del son.
Granma