Victoria de los aperturistas con el 57% de los votos. El presidente Hasan Rohaní ha ganado unas elecciones que determinan el destino de la República Islámica y su relación con la comunidad
Victoria de los aperturistas. El presidente iraní y candidato a la reelección, el moderado Hasan Rohaní, se imponen con el 57% de los votos, según los datos oficiales anunciados por el ministro del Interior de la república islámica, Abdorrezá Rahmaní Fazlí. El actual mandatario ha recibido unos 23,5 millones de votos del total de 41,2 millones depositados durante la jornada electoral.
Rohaní ha ganado unas elecciones que determinan el destino de la República Islámica y su relación con la comunidad internacional para la próxima generación. Unos comicios «sumamente importantes porque el destino del país está en manos del pueblo», dijo este viernes el Líder Supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei.Dicho pueblo acudió el viernes en masa a las urnas para expresar su rechazo a la coalición conservadora, populista y aislacionista, que encabezaba el clérigo Ebrahim Raisi, el candidato del ‘establishment’ religioso y militar de la línea dura.
Una victoria de Raisi, su oponente, habría supuesto un brusco final al proceso de aperturismo hacia Occidente. También, casi con toda seguridad, la ruptura del acuerdo nuclear firmado en 2015, aunque el pacto es tan popular que Raisi no lo ha criticado abiertamente durante la campaña. Los iraníes, por el contrario, han sido convencidos por los logros del pragmático Rohaní: el fin del aislamiento internacional que posibilitó el acuerdo sobre el programa nuclear persa y el decreciente grado de control social en un país donde dos tercios de la población tiene menos de 35 años.
«Han sido unas elecciones polarizadas,una lucha entre los centros de poder no electos y el resto del país«, explica el analista político Hamid Farahvashian al ‘Middle East Monitor’. La campaña, sin duda, ha sido amarga, repleta de corrosivos debates en televisión en los que Raisi acusó a Ronahí de ser «complaciente con Occidente», «corrupto» y practicar un «elitismo económico».
Ayer, Raisi instó a que «sea cual sea el resultado de las elecciones todo el mundo debe considerarlo legal», en referencia a las protestas reformistas de 2009 contra la reelección del conservador Mahmud Ahmadineyad, cuyos líderes en arresto domiciliario llamaron a votar a Rohaní.
Una victoria de Raisi también le habría consolidado como claro favorito paraconvertirse en el próximo Líder Supremo de Irán. Tras ejercer la máxima autoridad del país desde hace casi tres décadas, Jamenei se acerca a los 80 años y sufre problemas de salud. Haber ganado las elecciones presidenciales habría añadido al currículum de experimentado jurista de Raisi un cargo que también desempeñó Jamenei, además de la legitimidad que aportaría un mandato público.
Fue el propio Jamenei quien designó el pasado año a Raisí -que mantiene buenas relaciones con la Guardia Revolucionaria y el círculo cercano al Líder Supremo- para dirigir la Astan Quds Razavi, una organización caritativa islámica que controla miles de millones de dólares, el mausoleo de Mashad -el más sagrado de Irán- y una multitud de empresas. Entonces, este clérigo casi desconocido y sin carisma que lleva el turbante negro correspondiente a los descendientes del profeta Muhammad, se convirtió en favorito en la opaca lucha para suceder a Jamenei.
El Confidencial.com