Magistrado de la Corte Constitucional, Miguel Efraín Polo Rosero, su esposa Diana E; invitados especiales, presidentes de las altas Cortes, presidente de la Corte Constitucional, José Fernando Reyes Cuartas; presidenta del Consejo Superior de la Judicatura, Diana Alexandra Remolina Botía; presidente de la Jurisdicción Especial para la Paz, Alejandro Ramelli Arteaga; presidente Comisión Nacional de Disciplina Judicial, Alfonso Cajiao Cabrera; directores, ministros y funcionarios del Gobierno nacional; contralor General de la República, Carlos Hernán Rodríguez Becerra; defensora del Pueblo, Iris Marín Ortiz; magistradas, magistrados y funcionarios de las Altas Cortes, medios de comunicación y, en general, a todas y todos los asistentes que nos acompañan en el día de hoy.
Hacía algún tiempo no nos veíamos por aquí y qué bien que haya sido en función de posesionar al magistrado de la Corte Constitucional, Miguel Polo. Ardua votación tuvo usted en el Congreso y discusiones en la prensa. Me alegra mucho que haya superado esa votación y que ahora ingrese a un trabajo que siempre será intenso.
Pasados los años, magistrado (Juan Carlos) Henao, hoy fallecido, fallecido en estas últimas semanas, meses, siempre me dijo, él fue compañero mío en mi generación de estudiantes del (universidad) Externado, siempre me dijo que, en la Corte, siendo ya Presidente, que en la Corte Constitucional prácticamente se dirimía el poder de Colombia y fue Presidente de la Corte Constitucional.
Siendo Magistrado de la Corte, él me enseñó una sentencia que habían acabado de aprobar sobre los recicladores de oficio. Yo no la conocía, me explicó, no entendí en ese momento por qué había sido, me dijo eso: la sentencia que más presiones había ejercido sobre él, poderes que yo no conocía.
Hoy acabamos de presentarles a las asociaciones de recicladores del país un decreto que inicia lo que esa sentencia ordenaba, en ese entonces, al Alcalde de Bogotá. Por acatar esa sentencia fui destituido y nunca entendí muy bien por qué por acatar una sentencia se podía destituir en Colombia. Después la historia, pues, ya mostró las consecuencias de eso, pues estoy aquí gracias a eso.
El magistrado de Henao murió siendo rector del (Universidad) Externado de Colombia. Creo que merece un homenaje póstumo su obra como jurista en Colombia y su amor a la libertad y a los más humildes, porque para expedir la sentencia sobre los recicladores de oficio y resistir las presiones de los dueños de la contratación de la aseo en Colombia, un proceso bastante anacrónico, transportar lo que llaman basuras a un relleno que produce gas metano, causante 23 veces más que el CO2 de la crisis climática, o peor cuando está en cielo abierto que es la mayor parte de los depósitos de lo que llaman basuras, pues enfermedades en los niños y niñas en el agua por los llamados lixiviados que caen a los afluentes o por las moscas que transmiten enfermedades por los aires.
Ese amor por los más humildes lo tuvo siempre Henao, creció en él y, por eso, esa sentencia y muchas otras que él expidió hacen parte de una corriente del pensamiento jurídico que me parece profundamente articulable a lo que la Asamblea Nacional Constituyente exigió como la principal razón de ser de la Constitución del 91 que es un Estado Social de Derecho.
El Estado Social de Derecho
Yo siempre he hablado aquí de eso, qué significa un Estado Social de Derecho, porque la palabra social se coloca en medio del Estado de Derecho, porque el Estado de Derecho, obviamente, es un concepto que nace de la ideología liberal democrática europea de hace cuatro o cinco siglos, pero ese concepto de atravesar la palabra social dentro del Estado de Derecho tiene una razón de ser y no puede ser más que los humildes, no puede ser más que la lucha por la igualdad.
La palabra igualdad está bastante menospreciada hoy en el mundo, pero no hay Estado de Derecho sin igualdad en realidad. No voy aquí a alargarme en estas palabras porque nos quedamos más tiempo del que se precisa, pero en ese Estado Social de Derecho también aparecen los conceptos básicos del liberalismo democrático, que creo que en este gobierno se están profundizando, porque en diversas, en la misma Constitución y en diversos escritos, se pueden leer palabras que, a veces, parecerían diferentes y contradictorias.
Separación de poderes, ¿nos separamos? Coordinación de poderes, ¿nos juntamos? Equilibrio de poderes, ¿nos contrabalanceamos y nos dedicamos entonces a ver que lo que diga uno no lo diga el otro?
Estos tres conceptos, que parecieran definir cosas contradictorias en sí mismo, cómo se articulan en una democracia. Si seguimos leyendo un poco esos textos de la Constitución, pues nos aparece la participación popular como el eje de la soberanía, dice la Constitución: el pueblo. Y dice la Constitución que el pueblo es la base de todo poder en Colombia.
Dice eso desde hace, no solo la del 91, la del 86, que le agregaba la palabra Dios. Pero si la base de todo poder es el pueblo, será por eso que el Presidente se posesiona ante el Congreso como representante del pueblo. Será por eso que el voto popular debe ser respetado, porque es el voto del pueblo, y será por eso por lo cual nosotros todos aquí, los que ostentamos cargos públicos, obedecemos al pueblo. Tratamos de servir al pueblo, servidores públicos, servidores del pueblo.
Por tanto, en mi opinión, ese poder popular, esa fuente de soberanía que nuestra Constitución deposita exclusivamente en el pueblo, creo que es la base de un Estado social de derecho.
Y que nada de los anteriores conceptos puede esgrimirse en contra de la voluntad popular. Sea cada cuatro años, como en Colombia, sea permanente, que es lo que debería implicar una democracia más avanzada que también prescribe nuestra Constitución Nacional. Estado Social de Derecho quizás es una articulación entre la democracia representativa y la democracia directa o popular.
Y ambos conceptos, quizás, se tensionen en la vida diaria política de este país, pero que creo que hay que preservar a como dé lugar. La democracia representativa, la del equilibrio de los poderes y la de la fuente soberana de todos los poderes que es el pueblo, es lo que nos permite enfrentarnos a cualquier autoritarismo, a una historia regada por la sangre de la población, a un país cuya geografía parece estar llena de escombreras, de fosas comunes, de ciudadanos descuartizados en algo que se llama democracia formalmente, pero que riega la sangre de su pueblo y que no puede ser.
Cuidar, por tanto, no solo el texto constitucional, sino la realidad de la historia para construir una sociedad democrática todos los días, justa, donde los derechos de la gente y, sobre todo, de los más humildes se preserve me parece una hermosa tarea de quienes hacen parte de la Corte Constitucional y usted hoy empieza a ser parte de esa Corte, la conoce muy bien, porque ya ha estado mucho tiempo, pero espero que su trabajo sea congratulado y aplaudido por el pueblo de Colombia.
Gracias, magistrado, muy amable. Usted tiene ahora en adelante un intenso trabajo con su familia, tiene que convencerla de los trasnochos, del estudio, de las tensiones, de las rabias que uno le dan y que tiene que contener porque toca estar en este país al frente de las circunstancias que son difíciles.
Gracias magistrado, muy amable. Gracias
(Fin/for)