El evento fue organizado por el Colegio Nacional de Periodistas(CNP) seccional Valle del Cauca y apoyado por Infivalle y la Biblioteca Departamental.
Con letras de molde, en negrilla y en mayúsculas, mujeres periodistas de diferentes regiones del país dieron cartilla acerca de lo que es dignificar su rol en la sociedad y levantar sus voces de protesta en contra de las violencias de las que vienen siendo víctimas.
La periodista bogotana Jineth Bedoya, Embajadora de las Naciones Unidas para la Prevención de la Violencia Sexual; Érika Zapata, periodista antioqueña de Caracol TV Noticias; la modelo, actriz y creadora de contenidos cartagüeña, Valeria Galviz; la influencer barranquillera Janeth Ferreira y la periodista caleña, Vivian Murcia, pionera del periodismo deportivo, se dieron cita en la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero para contar sus vivencias y dar mensajes esperanzadores.
Ellas, al igual que la directora del diario El País de Cali, Vicky Perea; la corresponsal de Caracol Televisión, María Juliana Reyes y la coordinadora digital de RCN Radio, Sandy Betancourth, fueron exhaltadas por el Colegio Nacional de Periodistas – CNP, seccional Valle del Cauca, en el marco de la Conmemoración del Día Internacional de la Mujer y su evento ‘Unidas por la Verdad’.
«Además de enaltecer el trabajo de la mujer en la comunicación, fue un espacio de reflexión sobre la importancia de informar y educar a través de los diferentes medios tradicionales y digitales. De igual manera este grupo de periodistas nos compartieron duras experiencias personales y como trabajan por el empoderamiento y la equidad de género», anotó Farid Barbosa, presidente del CNP Valle.
“SOY UNA MUERTA QUE QUEDÉ MAL MATADA”
Durante su disertación, Jineth Bedoya recordó que el reloj nunca se ha detenido porque día a día marca la ‘Hora de No Callar’ a pesar de la poca importancia que les dan los colegas a las mujeres que comunican en este país.
“No nos ven diferentes. Y por eso el compromiso de reivindicar lo que venimos haciendo será más grande. Es crítica la situación. Hemos retrocedido 30 años en el periodismo en Colombia y no avanzamos a sabiendas que hay mujeres comunicadoras, periodistas, presentadoras, influencers, videógrafas y afines, amenzadas en el Catatumbo, en el Cauca, en Caquetá, en la Orinoquía, en toda parte”, anotó Jineth.
Recordó que en el año 2000 fue víctima de secuestro y violación por parte de grupos paramilitares, episodio que la puso en el dilema: exiliarse o suicidarse. Sin embargo optó por levantar su voz, denunciar en los medios y ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos – CIDH, lo cual no solo le resignificó su carrera, sino que le salvó la vida y la llevó a ser activista.
Su valentía dio frutos. El 25 de mayo se institucionalizó como el Día de las Víctimas de la Violencia Sexual en Colombia; en el año 2021 la CIDH condenó al Estado Colombiano a reparar a las víctimas y en septiembre de 2024 se emitió la Sentencia histórica de crear un Fondo de Ayuda para las Mujeres Periodistas Colombianas, la cual fue reglamentada en diciembre del mismo año y se está a la espera de la sanción del Presidente y la firma del Ministro de Hacienda, dado que dicho Fondo deberá ser nutrido cada año con 500 mil dólares durante cinco años.
La idea del Fondo le surgió al ver que el gobierno colombiano la había dejado sola, pues los delegados nacionales abandonaron el recinto cuando ella hacía la denuncia a nivel mundial. Los medios se solidarizaron con el gobierno de turno y también la abandonaron, al igual que los amigos.
Esa soledad la llevó a pensar en el futuro de las demás mujeres. Y para dejarles un soporte, además del rubro asignado dejó la obligación de que a través de él puedan acceder a la ayuda de un profesional que las escuche, que les muestre las rutas de atención, las direccione y les dé herramientas para su defensa; y que además los recursos se puedan destinar para publicaciones y proyectos de denuncia y evitar ser silenciadas.
Operará desde el Centro de Memorias de Bogotá a través de una red de mujeres periodistas de los 32 departamentos, donde tienen cabida las emisoras comunitarias, las página web, los blogs y todas las alternativas de comunicación. La meta es que a partir del quinto año esté tan consolidado, que el Fondo sea autosostenible. “Mi vida pende de un hilo, pero si algo me pasa, el Fondo sigue. Ya cumplí. El poder transformador de las mujeres es amplio, levantar la voz y replicar la palabra son suficientes para salvar una vida, así quien las diga no sea periodista”, dijo categóricamente.
Jineth Bedoya no se rinde ni se amedrenta. Relata que el día que uno de sus violadores quedó libre, optó por caminar con las mujeres en señal de protesta, por lo que fue amenazada por los paramilitares.
“Convoqué a un ‘Retorno Simbólico’ marchando desde los montes de María hasta El Salado con las víctimas sobrevivientes. Hice lo mismo en Putumayo, desde La Hormiga hasta El Placer, donde ellos habían violado a todas las mujeres del corregimiento. Me acompañaron 2.000 mujeres que me abrazaron a pesar de las amenazas y de que el gobierno y las fuerzas militares no me garantizaron protección; pero la guardia y los gobernadores indígenas me rodearon con un cordón de seguridad formado con sus bastones de mando, al tiempo que decían: “Nos tienen que matar a todos”.
La dignidad caminó por todo el país. También pasamos por Quibdó y Tumaco. Y durante ese camino nos acompañó una percha de mariposas color violeta, símbolo de la dignidad en la cultura oriental.
“Ya me acostumbré a la muerte. Me siento muerta y por eso nada me da miedo. No estoy sola. Les seguiré demostrando a los paramilitares que recuperaremos la dignidad que le borraron a las mujeres. Por eso, el próximo 29 de marzo marcharemos en Sucre. Tuve una pistola 9 milímetros en mi cabeza durante 9 horas y eso no me mató, me hizo más fuerte. No tengo la vida asegurada y por eso vivo el momento, no el futuro. Puedo morir tranquila porque ya dejé mi legado”, concluyó Jineth en medio de aplausos.
“ME SIENTO ORGULLOSA DE SER MONTAÑERA”
Si alguna mujer en la actualidad es reconocida en la televisión colombiana por su forma chabacana de decir las cosas, es Érika Zapata. Esta paisa nacida en el corregimiento de Santa Elena, es la reportera de Noticias Caracol que llegó a la cima después de que le cerraran muchas puertas en su cara por decir las cosas de una manera tan natural, como una abuelita de campo.
“Admiro y respeto a las periodistas veteranas porque escalaron haciendo todo con las uñas. Ser mujer no da muchas oportunidades y si eres auténtica te tildan de payasa, youtuber, mal hablada y analfabeta. Fui rechazada y discriminada miles de veces por mi forma de narrar historias, pero así soy yo y eso me enorgullece”, dice Érika sonriente.
Agradece al canal Caracol y a sus padres el haber confiado en ella y darle la oportunidad de mostrar todo su potencial, pues se siente orgullosa de ser montañera y seguir viviendo en el campo, lo que me ha hecho una buena persona.
“La vida te pone donde debe ser. Durante la pandemia hice un reemplazo en Caracol y al hacer la nota con mi estilo descomplicado, les gustó. Me aceptaron la propuesta y creyeron en mí. Y ahí voy. Pasé del campo a las noticias, a la gran ciudad, al reconocimiento, pero jamás perderé mi esencia”, recalcó Érika.
“LAS MUJERES YA NO LLORAN, FACTURAN”
Janeth Ferreira, como buena barranquillera, está de acuerdo con que las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan, como dice Shakira para significar que ellas ya despertaron.
Recuerda haber sido víctima del acoso sexual de los directores de los medios, de los dueños de la pauta y de los mismos compañeros varones, que pretendían favores a cambio de una remuneración, pues su único pecado era haber nacido hermosa, haber sido reina y derrochar simpatía.
Lamenta que existan niñas influencers en las redes sociales que llaman la atención con sus cuerpos y no con sus contenidos, porque su propósito es venderse sexualmente, lo cual las lleva a ser vulgares y a degradarse como personas.
“Tenemos que ayudarles a encontrar el camino; hacer con ellas un proceso de resignificación para que salgan adelante valorándose, que sean reconocidas por lo que son y no por lo que brindan para lograr la fama”, anotó Janeth.
CONSERVEMOS LA SALUD MENTAL Y FÍSICA
La combinación de la Actuación con los estudios de Comunicación Social cumplieron el sueño a Valeria Galviz de contar historias. Oriunda de Cartago (Valle), a sus 17 años logró una beca para ir a Francia a estudiar Comunicación Social y pasar a México para integrarse a Televisa como actriz y modelo.
Recuerda que desde niña le gustaba comunicar y contar cosas, viéndose como maestra de escuela; pero decidió estudiar comunicación social en Francia, país al que viajó becada y con $20 millones en el bolsillo, que aunque pensó que era mucho dinero, la realidad la aterrizó y la obligó a trabajar y a conocer el mundo, viendo en él maltratos, violencia familiar e injusticias que decidió denunciar.
“Lo que más me impresionó fue saber que somos vulnerables ante las enfermedades y la muerte. Quedé huérfana de madre y mi abuela entró a llenar ese vacío. Supe que vale más la salud que el dinero y aprendí a valorar la vida y a repudiar las injusticias”, dijo Valeria en tono melancólico.
Y agregó: “Las redes sociales deben utilizarse para buscar la verdad interior y no la fama, porque en realidad vale es lo que se hace bien en esta vida. La salud mental y física hay que conservarlas, hay que sanar muchas cosas y hacerse escuchar, ser solidarias con los demás y no callar ante los atropellos”.
“DE CALI PARA EL MUNDO”
Vivian Murcia es una caleña que acuñó para sí la frase: “De Cali para el mundo”. Inició en el periodismo deportivo hace 33 años, cuando en aquel entonces era monopolio de los hombres, lo cual la condenó a ser relegada, a tener que trabajar el doble y hacerle el quite a los acosadores.
Por fortuna también recibió el respaldo de quienes vieron en ella a una mujer talentosa y le encomendaron espacios en RCN radio, en el Deportivo Cali, en la Escuela Sarmiento Lora, entre otros.
No se rinde, a pesar de haber recibido golpes de la vida tan fuertes, que lo único que hicieron fue endurecerle la coraza. Uno de ellos fue el haber sido diagnosticada con cáncer bilateral de mamas la misma semana en que le cancelaron su contrato de trabajo. Y justo el día que le dio la noticia a su esposo, éste le confesó que a él también le habían diagnosticado cáncer de médula.
Se encomendó a Dios, pues venía de vivir una experiencia con un ser querido que fue violentado sexualmente cuando tenía 5 años y ella solo se enteró del insuceso cuando ella contaba con 50 años de edad y él había cumplido los 28. Durante todo ese tiempo somatizó las consecuencias, le confió el secreto a ella y al año siguiente, antes de cumplir los 29, falleció.
“Tuve sentimientos de odio hacia el agresor, pero los superé entregándome al Creador. Cambié de actitud: opté por abrazarlo, bendecirlo, perdonarlo y pedirle a Dios por él. Perdoné y me liberé. Aprendí que ante la violencia y el maltrato, el mejor antídoto es el amor”, asegura Vivian.