Una nación asiática sin litoral, ubicada entre China y Kazajistán, se embarca en un experimento con pocos paralelos en todo el mundo: estimular los ahorros de la población en oro.
Kirguistán fue una de las primeras repúblicas post-soviéticas en adoptar una nueva moneda y permitir su libre fluctuación. Ahora, el jefe del Banco Nacional de Kirguistán, Tolkunbek Abdigulov, sostiene que cada ciudadano de su país debería tener «al menos 100 gramos» de oro como medida de ahorro.
«El oro se puede guardar por largo tiempo y, a pesar de las fluctuaciones de precio en el mercado internacional, no pierde su valor como medio de ahorro para la población», cita Bloomberg al funcionario.
Como exportador principal de oro de la zona, Kirguistán ha asegurado la libre liquidez del oro: no sólo vende, sino también compra el metal. Unos 140 kilogramos de oro han sido vendidos en los últimos dos años, desde que el Banco Nacional comenzó a ofrecer barras de oro de 1 a 100 gramos directamente a sus ciudadanos. En las áreas rurales de la nación, el bien más preciado ha sido históricamente el ganado.
La medida está encaminada a enseñar a la población del país centroasiático «a diversificar sus ahorros en activos más líquidos y, lo que es más importante, capaces de retener su valor», indicó Abdigulov. Los bancos centrales del mundo, que son los principales dueños de lingotes, han cortado sus compras en 2016. Kirguistán, al contrario, facilita la libre circulación del oro. Si la población sigue la estrategia de Abdigulov, Kirguistán guardará 600 toneladas de oro, o 30 veces la producción anual del país (20 toneladas por año).
El titular del Banco Nacional, quien es máster de la Universidad de Nagoya en Japón y de la Universidad del Norte de Texas, sugiere que seguir la ‘regla de los tres’ —la moneda nacional, divisas y el oro— es ideal para dividir los ahorros en busca de una mayor seguridad. El precio del metal dorado aumentó un 7% después de que Donald Trump se declarase vencedor de las elecciones presidenciales en EEUU.
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