La Food And Drug Administration (FDA) dice no mas remodelación completa de la zona genital femenina
Es una tendencia que termina imponiendo patrones de forma, color y textura en áreas –como nuestro departamento inferior– hasta hace poco aceptadas sin reparo por lo que despertaban en la contraparte. Y no por bonitas y simétricas.
El asunto es que buscando la armonía y los colores señalados para la planta baja por revistas y expertos, el mercado se ha llenado de ofertas que garantizan desde simples despigmentaciones hasta la remodelación completa de la zona genital femenina con la promesa de dejarla cero kilómetros, dignas de exposición y de ganar un concurso entre pares.
Lo cierto es que muchas mujeres, que nunca se preocuparon por lo decorativo de aquellas partes, empezaron a inquietarse y a acomplejarse al percibir que las mismas se apartaban de los moldes que sugerían los anuncios y se volcaron a buscar a los diseñadores vaginales que, además de promocionarse por todos lado, competían entre sí con equipos y procedimientos, a cual más de rebuscados, que terminaron por convertirse en opciones obligadas para las señoras de hoy.
Y por esta vía se ofrece erradicar flacidez, atrofia, sequedad y picazón de la vagina, dolores durante el aquello y, por supuesto, la disminución de las sensaciones durante las faenas de catre; todo, bajo la sombrilla de que lo que se busca es devolverle la juventud a ese territorio y, de paso, su capacidad para proporcionar y percibir disfrute pleno.
Pues hasta aquí, valga decirlo, todo suena bien y hasta estimulante. El problema es que para lograr todas estas maravillas, los arquitectos perineales echaron mano de algunos dispositivos basados en energía –como láser y radiofrecuencia– que acaban de ser prohibidos por la agencia regulatoria de Estados Unidos (FDA) después de comprobar que no sirven para nada y que, por el contrario, pueden acarrear más riesgos que beneficios.
De hecho, la FDA aseguró, hace dos semanas, que el tratamiento de estas molestias con terapias basadas en energía puede llevar a eventos adversos graves como quemaduras vaginales, dejar cicatrices y favorecer la aparición de dolores intensos que tienden a cronificarse, lo cual acaba convirtiéndose en una verdadera tragedia.
De ahí que las autoridades sanitarias recomienden evitar este tipo de intervenciones. Y en caso de que hayan generado algún tipo de molestia después del procedimiento, sugieren reportarla de manera urgente con el objetivo de alertar a la comunidad sobre estos riesgos. Una medida buena, sin duda.
La verdad, quería llegar hasta aquí, solo para decirles que no existen clones de vaginas y que su forma, color y aledaños forman parte de la individualidad de cada mujer. De ahí que pretender homogenizarlas es una mera necedad. Aquí hay que decir, que por el lado de los señores, ellos jamás se detienen en supervisiones y terminan aceptando las cosas sin exigencias mayores.
Aquí debe imperar el sentido común, ese que empuja a decir que las vaginas muy blanqueadas, por lo general, pueden resultar tan falsas que sacan corriendo a los hombres; sobre todo, a esos acostumbrados a ver en las asimetrías y relieves vaginales naturales una fuente consistente de estímulo.
Así que, por ahora, las invito a sacarle verdadero provecho a la dotación sexual y dejar el blanqueamiento para otro día.Que sean vaginas de exposición no las hace más atractivas.
ESTHER BALAC
EL TIEMPO