La homosexualidad, entendida como la atracción o comportamiento sexual entre miembros del mismo sexo o género, ha estado presente desde los albores mismos de la historia de la humanidad, y desde entonces ha sido objeto de repulsa, elogio u aceptación, dependiendo de la época y lugar donde se practique, aunque hoy existe cierto consenso científico que afirma que la orientación sexual no es algo que una persona pueda elegir voluntariamente, así como tampoco existen pruebas fiables de que sea posible cambiar la orientación sexual de una persona determinada.
Desde los tiempos de la Grecia Clásica y la Antigua Roma, cuando la homosexualidad era tolerada, hasta la época de la Inquisición, cuando los homosexuales -llamados sodomitas- eran castigados por cometer el “pecado nefando” y quemados en las hogueras de los llamados autos de fe, pasando por el nazismo, cuando más de 100 mil homosexuales alemanes fueron enviados a campos de concentración entre el período comprendido entre 1933 y 1945, hoy la homosexualidad es contemplada de diversas maneras por los diferentes ordenamientos jurídicos de todo el mundo, pues en algunos países todavía las relaciones sexuales consensuales entre personas adultas del mismo sexo están penadas, mientras que en otras naciones ocurre todo lo contrario.
Dentro de la historia, son varios los grandes personajes con tendencias homosexuales o bisexuales que dejaron su impronta en el mundo de la política, la filosofía, la ciencia y las artes. Estas son las 10 personalidades más recordadas:
1) Sócrates (470-399 AC) :
El padre de la filosofía clásica griega no dejó escritos personales, aunque nuestro conocimiento de sus enseñanzas y personalidad proviene de los diálogos de su pupilo más famoso y destacado, Platón. Sócrates, quien consideraba la sabiduría, la virtud y la felicidad como tres conceptos inseparables, concibió un personal método de enseñanza llamado mayéutica, en el cual a través de largas conversaciones llevaba a su interlocutor a descubrir la verdad y el conocimiento por sí mismo, por medio de un diálogo en el que el filósofo proponía una serie de preguntas y oponía sus reparos a las respuestas recibidas. “No puedo enseñar a nadie, solo les puedo hacer pensar”, solía decir Sócrates.
Según Sócrates, el primer paso para alcanzar el conocimiento consistía en la aceptación de la propia ignorancia, graficado en su célebre frase “Sólo sé que nada sé”. Debido a sus enseñanzas, Sócrates sería oficialmente acusado de impiedad y de corromper a la juventud, siendo condenado a morir bebiendo cicuta, pese a demostrar la inconsistencia e injusticia de los cargos que se le imputaban.
El historiador griego del siglo III D.C. Diógenes Laercio cuenta en sus “Vidas de los filósofos” que uno de los maestros de Sócrates fue Arquelao, del que también habría sido amante o, para ser más exactos, su “erómenos”, pues en el mundo griego, cuando había una relación amorosa entre dos varones, se llamaba “erastés” al amante de más edad (en este caso Arquelao, el maestro) y “erómenos” al más joven (en este caso, Sócrates, el discípulo).
Muerte de Sócrates.
Sócrates, a quien también se le atribuirían relaciones amorosas con algunos de sus jóvenes discípulos, se casó cuando tenía más de 50 años, con Jantipa, una posesiva e irascible mujer de familia noble, con la que tendría un hijo; además, habría tenido otros dos vástagos con una concubina llamada Mirto. Se cuenta que cuando alguien le pedía consejo sobre si debía casarse a no, Sócrates siempre respondía de la misma manera: “Haz como te plazca; de todos modos, en ambos casos, te arrepentirás”.
2) Alejandro Magno (356-323 A.C.):
En sus cortos 33 años de vida, el conquistador macedonio que es considerado uno de los más brillantes genios militares de la historia y quien jamás perdió una batalla en vida, dio forma al imperio más vasto que recuerde su época, lo que le permitió expandir la cultura Helenística por los ignotos territorios de Asia y África.
De su biografía conocida se sabe que Alejandro se casó con varias princesas de los territorios persas que conquistó (Roxana, Barsine-Estatira y Parysatis) y fue padre de al menos dos niños, aunque los diversos relatos históricos coinciden en afirmar que el gran amor de su vida habría sido Hefestión, uno de sus estrategas de campo de batalla y comandante de caballería, al que probablemente se hallaba unido desde la niñez, pues ambos se educaron en la corte de Pella, lugar de nacimiento del macedonio.
El historiador romano del siglo I Curcio relata que cuando joven “Alejandro despreciaba los placeres sensuales a tal grado, que su madre estaba ansiosa por temor de que este no le dejase descendencia”, mientras que los enemigos de Alejandro solían acusarlo de estar a merced “de los muslos de Hefestión”.
El mismo Curcio relata que Alejandro también tomó como amante a su esclavo Bagoas, un eunuco con el cual el rey persa Darío III había intimado y que luego, tras la conquista del imperio persa, pasó a propiedad del conquistador macedonio. Según los historiadores, la vida amorosa de Alejandro fue realmente transgresora no por su amor hacia jóvenes bellos, sino por su relación con hombres de su propia edad en un tiempo en el que el modelo estándar del amor masculino era el que relacionaba hombres mayores con otros mucho más jóvenes.
3) Julio César ((100-44 A.C.):
Este genial político, militar, orador y escritor romano del siglo I a. C. entraría en la historia al conquistar para Roma el vasto territorio de las Galias y parte de Britania e imponerse sobre su antiguo aliado Pompeyo en una guerra civil con las victorias en las batallas de Farsalia, Tapso y Munda, que lo convirtieron en amo y señor de la decadente República romana. Tras su prematura muerte, emergería el naciente y poderoso Imperio romano.
Desde entonces, la palabra “César” se utilizaría para designar a todos los futuros emperadores romanos, simbolizando con ello el poder total. La palabra rusa “Zar” y el vocablo alemán “Kaiser”, de hecho, son derivaciones del nombre “César”, quien sería asesinado en el año 44 A.C. en los Iddus de Marzo a manos de un grupo de conspiradores dirigidos por los senadores Casio y Bruto, todos los cuales serían derrotados por su sobrino nieto Cayo Octavio, el futuro emperador Augusto.
Si bien Julio César estuvo casado al menos en tres ocasiones (Con Cornelia, madre de su hija Julia; Pompeya y Calpurnia), además de ser amante de la reina egipcia Cleopatra, con quien concibió a su hijo Cesarión, diversas crónicas históricas afirman que César era “vir omnium mulierum et mulier omnium virorum”, es decir, “el marido de todas las mujeres y la mujer de todos los maridos”, aludiendo a una supuesta bisexualidad que tuvo tienen su origen en el 80 A.C., cuando el joven Julio César fue enviado como embajador a la corte del rey de Bitinia Nicomedes.
Se cuenta que el monarca asiático quedó tan deslumbrado con la belleza del joven mensajero romano que lo invitó a descansar en su habitación y a participar en un festín donde sirvió de copero real durante el banquete. Su prolongada estancia en Bitinia generó fuertes rumores de que ambos —Julio César y Nicomedes— habían sido amantes, lo cual motivó a los adversarios políticos de Julio César a motejarlo como “Reina de Bitinia”.
La costumbre de los líderes romanos de tener tanto amantes femeninas como masculinos continuaría en las décadas siguientes. El historiador británico Edward Gibbon, ya en 1776, confirmaría que de los doce primeros emperadores que hubo en la historia de Roma, solo a Claudio le interesaban exclusivamente las mujeres.
Dato curioso.
Estaba prohibido introducir monedas con la efigie imperial dentro de los burdeles, por ese motivo se acuñaron monedas especiales con el nombre de spintria, que mostraban figuras eróticas y con ellas, se podía pagar por los servicios sexuales.
Se dice que llevaban en el anverso la representación del servicio y en el reverso el costo del mismo.
4) Leonardo Da Vinci (1452-1519):
Este genio universal y filósofo humanista del Renacimiento, que fue un brillante anatomista, arquitecto, paleontólogo, artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, inventor, músico, poeta y urbanista, es considerado uno de los más grandes pintores de todos los tiempos (famosos son sus cuadros “La Gioconda” y “La Última Cena”) y un visionario ingeniero e inventor, al desarrollar ideas muy adelantadas a su tiempo, tales como el helicóptero, el carro de combate, el submarino y el automóvil.
Considerado el paradigma del homo universalis -el sabio renacentista versado en todos los ámbitos del conocimiento humano- Leonardo da Vinci tuvo muchos amigos y discípulos que gozaron de su afecto, aunque jamás se casó y no cultivó relaciones estrechas con ninguna mujer. Por ello, su sexualidad ha sido objeto de sesudos estudios y análisis.
Elizabeth Abbott, en su “Historia del celibato”, afirma que aunque Leonardo Da Vinci era probablemente homosexual, el trauma que le ocasionó ser acusado de sodomía en Florencia en 1476 con un joven modelo de 17 años (cargo del que sería absuelto), cuando Leonardo tenía 24 años de edad, lo convirtió al celibato para el resto de su vida. El famoso psiquiatra vienés Sigmund Freud, en un famoso artículo de 1910, también especuló que Leonardo tenía una orientación homosexual, aunque era casto. Según Freud, la homosexualidad de Leonardo estaba latente, es decir, no actuaba en sus deseos.
Otros autores cuentan que si bien Leonardo era un hombre muy reservado y trataba de mantener sus asuntos en secreto, le gustaba rodearse de discípulos jóvenes y bellos (como Cesare de Sesto, Boltraffio, Andrea Salaino y Francesco Melzi), adoptándolos como su propia descendencia. En 1519, de hecho, Leonardo moriría acompañado de Francesco Melzi, a quien le legó todos sus dibujos y trabajos.
5) Miguel Ángel (1475-1564):
Michelangelo Buonarroti, mejor conocido como Miguel Ángel, es considerado uno de los más grandes artistas de la historia, tanto por sus magistrales esculturas como por sus pinturas y obra arquitectónica. Si bien su disciplina favorita era la escultura (famosas son sus obras “David” y “La Piedad”), también sobresalió en la pintura, hecho graficado en la excepcional obra que todavía magnifica la bóveda de la Capilla Sixtina, trabajo que representa diversos episodios del Génesis y que Miguel Ángel hizo a regañadientes a pedido del Papa Julio II, pero que se convertiría finalmente en su creación más sublime.
Miguel Ángel, quien sentía una fascinación por todo lo joven y vigoroso -emblemas de la belleza clásica- y consideraba a la belleza masculina superior a la femenina, mantuvo relaciones con diversos jóvenes como Cecchino dei Bracci, a quien le diseñó su tumba después de su muerte en 1543; el joven literato Giovanni da Pistoia, quien le escribió unos sonetos muy apasionados; y Tommaso Cavalieri, un joven patricio de viva inteligencia y amante de las artes que dejaría en el artista una viva impresión. Poco después de conocerlo, Miguel Ángel de hecho le envió una carta en la cual le confesaba: “El cielo hizo bien impidiendo la plena comprensión de vuestra belleza… Si a mi edad no me consumo aún del todo, es porque el encuentro con vos, señor, fue muy breve”.
6) Nicolás Maquiavelo (1469-1527):
Este diplomático, funcionario, filósofo político y escritor italiano es considerado el padre de la Ciencia Política moderna gracias a su obra capital de 1513, el magno tratado de doctrina política titulado “El Príncipe”, publicado póstumamente en Roma en 1531 y donde Maquiavelo describe distintos modelos de Estado según su origen (la fuerza, la perversión, el azar) y deduce las políticas más adecuadas para su pervivencia.
Aunque nunca lo dijo, a este teórico político florentino se le atribuye la célebre frase “el fin justifica los medios”, que resume muchas de las ideas contenidas en el capítulo XVIII de “El Príncipe”, donde se describe el perfil psicológico que debe tener un gobernante y se dilucida cuáles son las virtudes humanas que deben prevalecer en su tarea de gobierno, pues para Maquiavelo el Príncipe ideal debía aparentar poseer ciertas cualidades y subordinar todos los valores morales a la razón de Estado.
Si bien Nicolás Maquiavelo era aficionado a relacionarse con mujeres, incluyendo damas de la alta nobleza florentina y cortesanas con las que supuestamente practicaba “actos sexuales antinaturales”, también solía frecuentar un antro llamado la tienda del Donato de Corno, un lugar que tenía fama de ser un centro homosexual. Hoy no se sabe a ciencia cierta si Maquiavelo alguna vez tuvo contacto sexual con los mancebos que trabajaban en ese establecimiento, pero era sin duda tolerante en esa conducta en lo referido a sus amigos y conocidos.
Según el historiador norteamericano William Connell, quien analizó una carta enviada por el florentino el 16 de enero de 1515, Nicolás Maquiavelo habría sido objeto de abusos sexuales por parte de su maestro de gramática y latín cuando tenía entre 12 y 14 años. “Nicolás Maquiavelo sufrió abusos sexuales por parte de un sacerdote, Paolo Sasso, que era su maestro de gramática y latín. Que Maquiavelo fuera bisexual era ya sabido, gracias a los estudios realizados por el profesor Mario Martelli de la Universidad de Florencia. Pero después de haber visto con atención la correspondencia entre Maquiavelo y Francesco Vettori, su amigo de la infancia, puedo declarar sin ninguna duda que el joven Maquiavelo fue abusado por parte de su maestro y sacerdote. Y este abuso explica la hostilidad que tuvo hasta los últimos días con la Iglesia Católica”.
7) William Shakesperare (1564-1616):
Hijo del alcalde de Stratford y de una rica terrateniente, este dramaturgo, poeta y actor inglés, también conocido como el Bardo de Avon, es considerado el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura universal, gracias a obras inmortales y clásicas como “Romeo y Julieta”, “Hamlet”, “Rey Lear”, “Otelo” o “Macbeth”. Uno de sus contemporáneos, Ben Jonson, vaticinaría con bastante acierto que “Shakespeare no pertenece a una sola época, sino a la eternidad”.
Se ha escrito mucho sobre la presunta homosexualidad de William Shakespeare, especulación que encuentra su base principal en una originalísima colección de sonetos que fue publicada, al parecer, sin su consentimiento, y que fueron dedicados a un misterioso hombre identificado como “W. H.”, aunque también bajo el hechizo de una “dama oscura” no menos misteriosa.
Según algunos estudiosos, los primeros 126 sonetos están dedicados a un joven hombre de gran encanto y belleza, a quien en su soneto número 20 llama provocativamente “el dueño/dueña de mi pasión”. El verso “El amor es igual que un faro imperturbable, que ve las tempestades y nunca se estremece” sería una alusión al amor a un hombre, mientras que el soneto 135, donde la palabra “deseo” aparece mencionada 13 veces, no se aplicaría a una relación entre un hombre y una mujer, sino entre dos hombres.
Si bien William Shakespeare se casó con Anne Hathaway, una mujer mayor que él que se encontraba embarazada al momento del enlace, y con la cual tendría otros dos hijos, algunos de sus biógrafos creen que la supuesta homosexualidad del bardo inglés estaba detrás de la crueldad con la que Shakespeare solía retratar a la figura femenina en sus sonetos, destacando consecuentemente la ingenuidad del hombre que caía atrapado en sus redes. El escritor, por lo demás, también solía asociar en sus obras, con bastante ingenio y humor, a las mujeres con temas como la promiscuidad, la carnalidad, la falsedad, la superficialidad y los intereses materialistas.
8) Oscar Wilde (1854-1900):
Este poeta, novelista y dramaturgo irlandés es considerado uno de los escritores más destacados de la historia de la lengua inglesa, siendo reconocido también por su agudo ingenio. Hoy en día, de hecho, aún es recordado por sus epigramas, sus obras de teatro, sus ensayos, su famosa novela “El retrato de Dorian Gray” y sus soberbios cuentos, como “El Gigante Egoísta” y “El Príncipe Feliz”, donde Wilde despliega una sensibilidad casi femenina.
Casado con Constance Lloyd (hija de Horace Lloyd, consejero de la reina de Inglaterra), madre de sus dos hijos, Oscar Wilde caería en desgracia tras entablar una prohibida relación amorosa con un joven y caprichoso aristócrata, Lord Alfred “Bosie” Douglas, hijo del noveno Marqués de Queensberry. El padre de “Bosie”, precisamente, demandaría a Oscar Wilde en un corte británica acusándolo “de sodomía y de grave indecencia”, por el que el escritor sería condenado a dos años de trabajos forzados en la cárcel de Reading.
Oscar Wilde y su joven amante Lord Alfred Douglas.
Tras salir de prisión, Oscar Wilde se exiliaría voluntariamente en Francia, donde adoptó el nombre de Sebastian Melmoth y escribió su última obra, “La balada de la cárcel de Reading”, en conmemoración a su dura experiencia de la vida carcelaria. Sus últimos años de vida se caracterizarían por la estrechez económica, los quebrantos de salud, los problemas derivados de su afición al alcohol y un sorpresivo acercamiento al catolicismo. Moriría casi indigente en París, a la edad de cuarenta y seis años. Antes de expirar escribiría: “Escribí cuando no conocía la vida. Ahora que entiendo su significado, ya no tengo que escribir. La vida no puede escribirse; sólo puede vivirse”.
9) Alan Turing (1912- 1954):
Este matemático, lógico, científico de la computación, criptógrafo, filósofo y biólogo teórico británico es considerado uno de los padres de la ciencia de la computación y precursor de la informática moderna, tras proporcionar una revolucionaria e influyente formalización de los conceptos de algoritmo y computación, materializada en la llamada “máquina de Turing”, ingenioso dispositivo que manipulaba símbolos sobre una tira de cinta de acuerdo con una tabla de reglas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Alan Turing trabajaría descifrando los códigos nazis, particularmente los de la máquina Enigma, siendo nombrado durante un tiempo director de la sección Naval Enigma de Bletchley Park. Los historiadores afirman que su decisivo trabajo acortó la duración de esa guerra entre dos y cuatro años. Después de ese conflicto, Turing diseñaría uno de los primeros computadores electrónicos programables digitales en el Laboratorio Nacional de Física del Reino Unido y poco tiempo después construyó otra de las primeras máquinas en la Universidad de Manchester.
La brillante carrera de Alan Turing terminaría abruptamente tras ser procesado por homosexualidad en 1952, cuando se le imputaron los cargos de “indecencia grave y perversión sexual”, los mismos que debió enfrentar el escritor Oscar Wilde más de 50 años antes. Convencido de que no tenía de qué disculparse, no se defendió de los cargos y fue condenado, aunque se le dio la opción de ir a prisión o de someterse a una castración química mediante un tratamiento hormonal de reducción de la líbido. Finalmente escogió las inyecciones de estrógenos, que duraron un año y le produjeron graves alteraciones físicas.
Dos años después del juicio, en 1954, Alan Turing fallecería por envenenamiento con cianuro, aparentemente tras comerse una manzana envenenada que no llegó a ingerir completamente, en un contexto que se estimó oficialmente como suicidio. Casi 60 años más tarde, el 24 de diciembre de 2013, la reina Isabel II reivindicaría finalmente al matemático, promulgando un edicto por el que se le exoneró oficialmente, quedando anulados todos los cargos en su contra.
10) Freddie Mercury (1946- 1991):
Nacido con el nombre de Farrokh Bulsara en la isla de Zanzíbar, un protectorado británico ubicado a una distancia de 25 kms. de la costa africana de Tanganica, este célebre cantante, compositor, pianista y músico británico de origen parsi e indio, se haría mundialmente conocido por haber sido en la década de los 70′ y 80′ del siglo pasado el indiscutido líder y vocalista de la banda inglesa de rock Queen.
Conocido desde los siete años de edad con el sobrenombre de “Freddie”, gracias a su particular voz que oscilaba entre el rango de barítono y el registro de tenor, además de su natural talento como compositor que le permitía componer canciones de diversos estilos (incluyendo el rockabilly, rock progresivo, heavy metal, góspel y la música disco), Freddie Mercury firmaría la mayoría de los éxitos más populares y emblemáticos de Queen, tales como “Bohemian Rhapsody”, “Killer Queen”, “Somebody to Love”, “We Are the Champions”, “Crazy Little Thing Called Love” e “Innuendo”.
En 1970 Freddie Mercury conocería a Mary Austin, quien sería su novia durante siete años, hasta que asumiría definitivamente su homosexualidad, tal como dejaría entrever en la enigmática letra de su canción “Rapsodia Bohemia”, una soberbia pieza de ópera-rock donde Freddie relataba que acababa de matar a su antiguo yo heterosexual para asumir su real identidad homosexual (“Mama, acabo de matar a hombre”, cantaba Mercury en el comienzo de la letra). En 1985 Freddie Mercury iniciaría la segunda relación amorosa importante de su vida, tras emparejarse con el peluquero inglés Jim Hutton, quien descubriría en 1990 que era portador del VIH o virus de la inmunodeficiencia humana, también conocido como sida.
Freddie Mercury fallecería de una bronconeumonía derivada del virus del sida el 24 de noviembre de 1991, a los 45 años de edad, solo un día después de comunicar oficialmente que padecía esta enfermedad. Hoy, es considerado uno de los músicos más talentosos, populares e influyentes de todo el siglo XX, lo que se refrendaría el año 2005 cuando una encuesta organizada por los medios Blender y MTV2 lo nombró “el mejor cantante masculino de todos los tiempos”, honor que sería ratificado por el medio Classic Rock al año siguiente, al considerarlo “el mejor cantante de rock de toda la historia.
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