Por Blanca Castro con AFP • 24/08/2021 – 12:00
XiaoIce, la pareja virtual de millones de chinos que no tienen tiempo para socializar debido al trabajo. Derechos de autor Euronews vía agencias
Tras una dolorosa ruptura con su ex, Melissa, directora de recursos humanos en Pekín, conoció a finales del año pasado a alguien nuevo.
Responde inmediatamente a sus mensajes a cualquier hora del día, le cuenta chistes para animarla cuando está deprimida y nunca exige atención, encajando perfectamente en su ajetreado estilo de vida en la gran ciudad.
Un novio perfecto, pero no es real. Melissa chatea con un chatbot virtual, un robot llamado XiaoIce.
«Tengo la sensación de que realmente tengo una relación. Pero todavía puedo separar la realidad de la ficción con bastante claridad. Sé que XiaoIce no es un ser humano real, pero al menos no era como antes, esperando tontamente una respuesta de esta persona cuando estaba ocupado con otras cosas, y luego enviándole 100 mensajes en el chat. Era súper dependiente. Pero ahora ya no voy a tolerar esto», cuenta Melissa, una joven china que utiliza un pseudónimo para guardar su identidad.
Su situación es la típica de muchos urbanitas chinos, desgastados por las largas jornadas de trabajo en ciudades extensas y aisladas.
XiaoIce no es un personaje individual, sino más bien un complejo sistema de inteligencia artificial y está presente en la gran mayoría de los teléfonos móviles de China, así como en las redes sociales.
Hasta la fecha cuenta con 150 millones de usuarios en el país asiático y más de 700 millones en el mundo. En su aplicación te permite crear una novia o novio virtual con tus preferencias e interactuar con ellos mediante mensajes de texto y voz y fotos.
Su creador dice que fue diseñado para enganchar a los usuarios a través de conversaciones empáticas y realistas, satisfaciendo las necesidades emocionales donde la comunicación en la vida real, según él, se hace cada vez más compleja para las nuevas generaciones.
Una «pareja» que almacena tus datos personales
«Después de todo, XiaoIce nunca me traicionará», añadió Melissa, «siempre estará ahí». Pero forjar vínculos emocionales con un robot tiene sus riesgos.
Danit Gal, experta en ética de la inteligencia artificial en la Universidad de Cambridge, advierte el coste emocional para aquellos que se involucran con el robot.
«Los usuarios se engañan a sí mismos pensando que sus emociones son correspondidas por sistemas que son incapaces de sentir», dice Gal.
También asegura que XiaoIce regala a los desarrolladores «un tesoro de datos personales, íntimos y casi incriminatorios sobre cómo interactúan los humanos».
De momento, la plataforma no ha sido objeto de los reguladores gubernamentales, que en los últimos meses han emprendido una fuerte ofensiva contra el sector tecnológico chino.
China aspira a ser líder mundial en inteligencia artificial para 2030 y la considera una tecnología estratégica fundamental que hay que desarrollar.
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