Podría tratarse de una novela de Agatha Christie donde el detective Poirot tiene que descubrir quién está detrás del robo de las joyas, pero nada más lejos de la realidad. El suceso que vamos a relatar no es ficción y ocurrió en el aeropuerto de Madrid. ¿Los sospechosos? Los propios agentes de la Guardia Civil que se encontraban en las aduanas,cambiaron y robaron valiosas esmeraldas a un empresario colombiano.
Para entender el acontecimiento hay que remontarse a 2019. Acababa de amanecer en Madrid cuando aterrizaba en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas un colombiano llamado Florencio Murcia, el cual portaba 780 esmeraldas valoradas en más de 450.000 dólares. Murcia iba a realizar una escala en la capital española para poder luego seguir su trayecto hacia Bangkok, donde se iba a celebrar una importante feria de joyas. Sin embargo, algo le impidió continuar el viaje con su mercancía.
Al aterrizar en Madrid, los agentes de la Guardia Civil percibieron una importante suma de piedras preciosas en el interior de su mochila y le detuvieron por un presunto delito de contrabando, lo cual era ilógico, pues el colombiano les mostró con anterioridad todas las facturas y documentación en regla que acreditaban la exportación del producto con el sello de la Agencia Nacional de Minería de Bogotá. Murcia pidió entonces la asistencia de un abogado de oficio, que se personó en el aeropuerto un par de horas después con el fin de asistir al viajero. La Guardia Civil comprobó que el colombiano carecía de antecedente policial alguno y que su situación en España era regular.
Le dejaron marchar, pero los agentes se quedaron con las joyas mientras comprobaron los datos y diez días después de aterrizar en Madrid, Florencio Murcia acudía al juzgado a recoger su material, aunque al abrir el sobre, vio que algo no cuadraba: faltaban 74 piedras, además, las más valiosas. Algunas de ellas habían sido sustituidas por trozos de plástico y de vidrio verdes que imitaban a los originales, y otras simplemente habían desaparecido, tal y como describe el El Confidencial.
A partir de aquí la historia cambia de rumbo y Murcia decide interponer una denuncia por malversación de caudales públicos y falsedad documental contra cinco de los guardias civiles que habían intervenido en la manipulación de las esmeraldas durante su custodia. Sin embargo, la investigación contra los acusados no llega a buen puerto y el Juzgado 30 de Madrid acabó archivando la causa un año después, 11 de diciembre de 2020, hasta que «no aparezcan nuevos elementos de incriminación».
Tal y como relata a El Confidencial la socia del colombiano, María Inés Hincapié, que se encontraba en aquel momento en Bangkok a la espera de su llegada, «el cambio y la falsificación la hizo alguien que sabía lo que hacía, porque además se llevó los mejores trozos, supo identificar los más valiosos y escogió esos«. Además, la misma mujer cuenta al diario que todo este embrollo se originó por un error de Murcia al confundir la puerta de entrada a España en vez de continuar su ruta con destino final en Bangkok. A día de hoy, los empresarios colombianos no han recuperado las 74 esmeraldas que les fueron arrebatadas en el aeropuerto, pero algo han aprendido de esta historia y es que «nunca volverán a pasar por España para hacer escala«.
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