Nota del editor: este texto incluye lenguaje explícito sobre abusos sexuales.

 

“Quedé embarazada tres veces y me hizo abortar tres veces”. Este fue uno de los testimonios que escucharon el papa Francisco y los obispos durante el primer día de la reunión sin precedentes sobre abuso sexual por parte del clero en el Vaticano.

Esta mujer tenía 15 años cuando comenzó el abuso.

Estos son algunos de los desgarradores testimonios de las víctimas que se han hecho públicos en medio de la crisis en la Iglesia católica por las denuncias de abusos sexuales por parte de sacerdotes.

“Es difícil vivir”

“He sido acosado sexualmente durante mucho tiempo, más de cien veces, y este abuso sexual ha creado traumas y recuerdo a lo largo de mi vida. Es difícil vivir la vida”.

Sobreviviente cuyo testimonio fue presentado en la cumbre en el Vaticano en febrero de 2019

“Al menos yo lo pasé junto a mi hermano”

“Muchísimas veces estuve con mi hermano en el baño temblando de frío y de miedo, y limpiándonos. Limpiándome yo el día que me tocaba a mí eso. Y el día que le tocaba a mi hermano limpiando a mi hermano”.

“Mis relaciones sociales han sido catastróficas. Mucha desconfianza. Mis relaciones sexuales no han sido normales”

“Eso con mi hijo me ha afectado desde que nació porque yo le he sobreprotegido. Cuando él era pequeño, siempre le preguntaba: “¿Cómo estás? ¿Te ha pasado algo en el colegio?”. Él me decía: “¿Por qué me preguntas tanto?”. Y se enfadaba”.

“Al menos yo lo pasé junto a mi hermano”.

Francisco Javier, quien prefiere no revelar su apellido, dice que él y su hermano gemelo sufrieron abusos cuando eran niños en el antiguo seminario de La Bañeza, en España. Fue a finales de los años 80, con el sacerdote José Manuel Ramos Gordón. Gordón reconoció las acusaciones, y fue condenado por abuso de menores, lo que le impide ejercer como sacerdote y residir en el área de la Diócesis hasta 2029.

El abuso se repitió por años

“Una noche me despertó. Yo tenía las mantas tiradas hacia atrás. Tenía los pantalones y los calzoncillos bajados…”.

Emiliano Álvarez, quien afirma que también fue abusado en el antiguo seminario de La Bañeza, recuerda que el entonces sacerdote Ángel Sánchez Cao le practicó sexo oral. Unos hechos que —asegura— se repitieron a lo largo de varios años y le dejaron secuelas: drogas, prostitución, delitos de sangre, varios intentos de suicidio. Álvarez dice que todo empezó a finales de los años 70, cuando tenía once años.

El procesamiento de Sánchez Cao aún no ha concluido, pese a que han pasado más de dos años desde que Álvarez presentara la denuncia. Ante la pregunta de si Sánchez Cao reconoció las acusaciones, la Diócesis se acoge al secreto pontificio. Aclaran que lo han apartado del ejercicio sacerdotal, así como prohibido el contacto con menores, hasta que termine la investigación. Esas medidas generaron el rechazo de algunos feligreses de la parroquia del sacerdote.

Ni Álvarez ni Francisco Javier han presentado denuncia penal civil porque, como ocurre en muchos casos similares, los delitos han prescrito. Sin embargo, ambos presentaron una denuncia penal canónica ante la diócesis de Astorga, a la cual pertenecían Ramos Gordón y Sánchez Cao.

Un sacerdote abusado

“Después de mi conversión, fui al sacerdote para que él me enseñara a leer las Escrituras durante la misa; y tocó mis partes privadas”.

“Pasé una noche en su cama. Esto me dolió profundamente”.

 Sacerdote de 53 años en un testimonio presentado en la cumbre en el Vaticano en febrero de 2019

“Yo era un objeto para él”

“Era como automático, sabes. Quería ir al final, a la eyaculación, y yo era como un objeto para él y tenía la sensación de que lo hacía muchas veces”.

“No sentía que tenía ningún poder frente a él, no podía decir realmente algo. Cuando lo intentaba, siempre tenía argumentos para decirme que estaba equivocada y que él tenía razón. ¿Cómo podía no creerle?”

“Se estaba quitando la ropa y vi todo, era la primera vez en mi vida y estaba realmente asqueada. Pero me doy cuenta de que en el momento en que no sentí nada, porque ya no estaba allí, era una protección, no sentir”.

 

CNN en Español — Paula Bravo Medina

 

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